jueves, 3 de agosto de 2017

El desastre ruinoso de la Casa Rectoral de Salas de Bureba

Imagen de la Casa Rectoral de Salas de Bureba 

Aprovecho la excursión a Poza de la Sal para visitar tres localidades próximas, atraído principalmente por el renombre de sus iglesias. Empiezo en Salas de los Infantes y me planto frente a la iglesia de Santa María, neoclásica, de una sola nave, cuyas obras finalizaron en 1779.

Merodeando por el lugar me percato de que junto a la iglesia hay un edificio con aspecto interesante. Está abandonado. Lo contemplo desde la fachada principal. Es una preciosidad, un prodigio de armonía y nobleza, pese a su estado semirruinoso.


 El doble cuerpo del edificio, con sus arcos cegados

Tiene una torre de tres cuerpos rematada en campanario. Luce el escudo - con sombrero y cordones-, de su fundador. Empiezo a rodearlo y, a medida que lo contemplo, me va invadiendo una tristeza que se va transformando en indignación. Es increíble que semejante joya arquitectónica presente un estado tan lamentable.

La construcción es grande: dispone de dos cuerpos dispuestos en escuadra. Cada cuerpo es de dos plantas. En cada una de ellas tuvo una arcada que se adivina grácil y elegante. Ahora los arcos están cegados.

La torre, con el campanario también cegado

Indago en internet para recabar información. El lugar estuvo habitado por los curas del pueblo y quedó abandonado cuando se fue el último de ellos, ya avanzado el siglo pasado. Esta casa rectoral fue levantada a mediados del siglo XVI por Andrés del Castillo Pesquera, abad de Salas. Se especula también con que en origen pudo tratarse de una vieja abadía-colegiata.

Uno no termina de creerse que se tolere semejante desidia y abandono, pero la realidad se impone. Obviamente este edificio es propiedad del arzobispado. Que el arzobispado haya permitido esto es totalmente inconcebible en un país civilizado. Se conoce que el nuestro no lo es en demasía.





La cuestión que se plantea con este edificio, y con tantos otros repartidos por el país, no es otra que la conservación del patrimonio nacional. Sin salir de la provincia de Burgos no son pocas las iglesias románicas y posteriores que amenazan ruina. Parece que la Iglesia española no está en condiciones, de hacerse cargo del mantenimiento de este patrimonio. En vista de ello, con acuerdo o sin él, resulta evidente que será el Estado quien deba ocuparse de ello. Lo que no es admisible es un desastre de semejante envergadura.

























Esta es la iglesia de Santa María, neoclásica, de la que se habla al principio.