lunes, 21 de diciembre de 2015

Un paseo por Jaizquibel con vistas al mar


Pasear por el monte a unos metros del mar es uno de los privilegios que proporciona el Jaizkibel. El placer se intensifica si en pleno diciembre luce el sol y la brisa del sur inunda el aire de tibieza. Tras descender desde Guadalupe por caminos, pistas y bosques cubiertos de hojas otoñales, alcanzo el camino que, bordeando la costa, recorre todo la falda de la montaña y conecta las localidades de Fuenterrabía y Pasajes.



El trazado sube y baja, recorre diversas calas, atraviesa arroyos que vierten directamente al mar, se asoma a las puntas rocosas de la costa. Para comer algo elijo una zona soleada en el acantilado, sembrada de rocas coloreadas y pulidas. Cuando termino me tumbo al sol. El eterno bramido del mar al chocar contra la costa, el cielo azul sin una nube. Pía un pajarillo, pasa una gaviota, luego otra. Una avioneta aparece y se dedica a trazar círculos durante un rato antes de desaparecer. Nada más. Ni dentro ni fuera.




En la subida de vuelta hasta Guadalupe paso entre un rebaño de ovejas y algunos caballos que se alimentan en los pastos de las laderas. Luego recorro un bosque donde la temperatura baja unos grados. La campa de Guadalupe está tranquila a esta primera hora de la tarde. Me prometo volver para ir descubriendo poco a poco los muchos atractivos de este lugar,