sábado, 18 de mayo de 2013

James Salter, Anochecer

Una mujer madura, abandonada por su marido y que ha perdido a uno de sus hijos, hace la compra un atardecer lluvioso de otoño. Al llegar a su solitaria casa le espera su amante, que hace reparaciones, y le anuncia que ha vuelto con su mujer.

Este es el argumento de Anochecer, el relato que da nombre a este volumen que contiene un total de once piezas. Sin embargo, lo importante no es la historia, que siempre es más sugerida que pormenorizada, sino la forma tan sutil en que el autor nos envuelve en un ambiente: en este caso la soledad en la que vive una mujer madura, culta, independiente, cuando el mundo que le rodea no está a su altura.

Salter, por lo que llevo leído de su obra, no es un escritor que le ponga las cosas fáciles al lector. Varios relatos he tenido que leerlos dos veces para captarlos en toda su ambición literaria, pero ofrece un intrincado lirismo que tira del lector y lo seduce.

A base de pequeñas pinceladas, detalles aparentemente anodinos y diálogos sutiles, el autor deja caer una lluvia menuda que va empapando al lector. Al final consigue  hacernos ver que, bajo la apariencia de normalidad, se esconde una realidad inquietante, cruda, muchas veces desoladora.

En cualquier caso, creo que hasta que no lea alguna de sus novelas no podré hacerme una idea objetiva de la verdadera estatura de este escritor.

“Las mujeres se enamoran cuando llegan a conocerte. Los hombres son todo lo contrario. Cuando por fin te conocen ya están listos para dejarte.”

Muchnik Editores, 2002.